lunes, 4 de agosto de 2008

LA CHICA DEL PERRO

Esta es la historia de una chica. Una chica que cumplió los veinte años y, como regalo de cumpleaños, su padre le concedió una casita en el campo, concretamente en la cima de una colina.
Recién mudada en la casa de sus sueños, acababa de instalarse en su chalecito en el monte con un único acompañante: su perro, un bonito pastor alemán.

Cumpliendo la primera noche en su nueva casa de forma poco original(viendo la tele) se sorprendió al ver en las noticias que un asesino demente al que se le acusa de haber asesinado brutalmente a su familia y vecinos, había escapado esa misma noche hace dos escasas horas del manicomio de la colina contigua en la que se situaba su chalecito recién estrenado. Esto provoco un gran pánico en la veinteañera, que decidió acostarse, dada la hora que era.

Tuvo que dormir en el sofá del salón, pues su cama aun no había sido instalada, lo que la incomodó aún más.

Pasaron unos m minutos cuando... ¡BRAUMM!, sólo un trueno. Cuando el miedo la poseía, bajaba la mano para que su perro la lamiera, lo que le producía tranquilidad. De repente, sonó un crujido. Bajo la mano...y el perro se la lamió... no pasaba nada.

Otro crujido... esta vez más fuerte. Entonces se oyó un ruido de madera rompiéndose seguido de lo que pareció el ruido de la puerta al abrirse... la chica, intentando convencerse a sí misma de que había sido producto de su imaginación, bajó la mano del sofá y la sensación de tranquilidad volvió de nuevo al notar la lengua de su querido perro recorrer su piel.

Apenas pasaron unos segundos cuando se oyeron pasos. Silenciosos pasos que retumbaban con la fragilidad de un vaso de cristal fino en los oídos de la muchacha. A continuación le pareció oír una especie de goteo continuo: CLOC... CLOC...CLOC...

No quería levantarse, tenía miedo, así que bajó la mano para que el perro se la lamiera. Pero aunque le lamiera las manos toda la noche el goteo seguiría ahí:
CLOC...CLOC...CLOC... a si que decidió levantarse a buscar la gotera. Empezó por la cocina, pero no había ninguna gotera ahí. Miró por todos los grifos de la casa y por los baños, pero no encontró ninguna gotera. Sin embargo el ruido de goteo seguía ahí: CLOC...CLOC...CLOC...

Decidió irse a dormir y buscar el goteo por la mañana, que se veía mejor. Pero el endemoniado ruido no la dejaba dormir. Bajo la mano para que su perro la lamiera antes de levantarse, y entonces cayó. Aún no había mirado en el lavadero del garaje.

Emprendió camino hacia el lavadero y en cuanto abrió la puerta deseó no haberlo hecho nunca: vio a su pastor alemán ahorcado con gotas de sangre goteando por su cuello, lo que provocaba el ruido. Pero, os preguntareis, si su perro había estado muerto desde el goteo, ¿quien le chupaba la mano a la chica? ¡EL LOCO!

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